Ese inanimado objeto exigía abrigo para su cuerpo, las sabanas y frazadas no eran suficientes para cobijar aquel cuerpo semidesnudo que se frotaba con aquellas telas. Tomo un lápiz y papel, quiso plasmar sentimientos y contradicciones pero no supo decidirse por ninguna. De nuevo apago la luz y el cuarto parecía tener un ojo rojo que parpadeaba, el incienso coronaba el ambiente con un místico olor.
Pululo en el pensamiento, espero un tiempo... y volvió a pulular. Se detuvo, creyó que era inoportuno el momento y sintió gritar de nuevo a la cama por cobijo, la cayó de un almohadazo directo en la cabecera: Ya sho... ya te oí... La obscuridad del cuarto le guiñó con su ojo rojo, que coronaba el ambiente, como despidiendo el encuentro.
Con la cama silenciada, volvió a apagar todo de nuevo y le brindo un ojo más a la obscuridad, y fue el quien le guiño a la obscuridad y se despidió de ella. Se canso de esperar a Morfeo y decidió adelantarse, el sabría que iba a estar esperando en la esquina donde se cruzan los destinos.
el insomnio es lindo,,, te ayuda a reflexionar muuuuchas cosas... :)
ResponderEliminarrebek