De a poco sombras se esparcían en su camino, ojos de juez, bocas críticas y espantos de antaño. Caminaban a su espalda esperando un tropiezo. Caminaban con gestos egocéntricos, proclamaban "YO" a los cuatro vientos y aun quinto más hacía arriba. Caminaban proclamando "YO".
El Soñador se percató del bullicioso ejercito que deambulaba detrás. El Soñador proclamó su "YO" sin respuesta alguna, proclamó su "YO" sin mirada alguna, proclamó su "YO" sin elogio alguno, proclamó su "YO" sin recuerdo alguno.
El Soñador, caminaba.